Estaba leyendo lo que escribí antes de la salida del Ironman, entonces el Ironman era futuro y ahora ya es pasado, es curioso que escribiese que estaba preparado para lo bueno y también para lo malo, que sabía que algo extraordinario iba a ocurrir que no me iba a dejar indiferente.
Ahora puedo confirmar que si que estaba preparado, por que en ese Ironman sufrí el mayor percance que he sufrido en mi vida a nivel físico y de salud, sin afectarme para nada en mi ánimo y en mi cabeza.
El día comenzaba nublado, a las 7 en punto se daba la salida a los casi 1500 participantes, la salida en Lanzarote es un poco caótica, muy estrecha para tanta gente, muchos brazos (casi 3.000) y poco sitio donde encontrar un poco de agua para poder avanzar.
Nada más salir me quitan las gafas de un manotazo (menos mal que se me quedaron en el cuello), intento ponerlas rápido, pero las coloco mal y me entra agua, espero a girar la 1ª boya y me aparto a un lado para pararme y colocármelas bien, después sigo nadando completando la 1ª y la 2ª vuelta, salgo del agua en 58´, un buen tiempo a pesar del percance de las gafas.

Transición lenta, hay que hacer mucho recorrido hasta llegar a coger la bici y poder montarte en ella.
Comienzo a pedalear con buenas sensaciones, al principio es un constante pasar triatletas, circulo casi siempre por la izquierda de la fila de triatletas que se forma, me encuentro con fuerzas y muy cómodo.

Los primeros km hacia Puerto Calero son fáciles y el viento de culo ayuda un poquito, remonto muchos puestos y comienzan las primeras subidas, aquí es donde más facilidad tengo para seguir remontando.
Bajamos por la carretera hacia Playa Blanca lanzadisimos, me quedo sin desarrollo por el viento tan fuerte de culo, entramos hacia El Golfo y aquí el viento ya nos da de cara, sin embargo me encuentro cómodo y disfrutando.
En breve comenzamos la subida a Timanfaya, es una recta interminable con pendiente progresiva y un viento de cara muy fuerte, mis watios arriba me indican que estoy yendo muy rápido, sin embargo las sensaciones son buenas.
Desde Timanfaya hasta Teguise, el viento sopla casi siempre de cara, sin embargo me siento rápido y cortando muy bien el aire, en las zonas de llanear contra viento me encuentro cómodo.
Después llegan los miradores, primero el de Haría, sigue viento fuerte de cara y después el Mirador del Río, es aquí donde tengo que aflojar un poco el ritmo, noto sobrecarga en la zona lumbar, la bajada la hago sin pedalear pero con el viento de culo se hace muy rápida, hay momentos que supero los 72 km/hora.

Ya en la zona de Arrieta vuelvo a acoplarme, pero el lumbar sigue cargado, las piernas van bien pero la espalda no me deja ir como yo quiero. Como esto ya me ha pasado más veces y luego se a pasado decido tomarme unos km de relax para estirar un poquito y mover todo el cuerpo, la zona es rápida , a pesar de no pedalear con todas mis fuerzas se va rápido gracias al viento de espalda.
Es entonces cuando de repente, sin esperarlo recibo un golpe fuerte por detrás perdiendo el equilibrio y comenzando a rodar por el rugoso asfalto de Lanzarote, termino sentado en el arcén, en un primer momento pienso que ha podido ser una moto de organización, pero solo veo mi bici, otra bici y un tío tirado sin conocimiento en medio de la carretera con la cara ensangrentada.
No puedo moverme, el brazo derecho me duele muchísimo, sangro por los dos brazos y la pierna izquierda, me palpo la clavícula y enseguida noto que está rota.
Enseguida para un coche de unas chicas, me atienden un poco, me dan agua (que me supo al más dulce de los manjares) y les digo que llamen a una ambulancia, yo por momento me mareo del dolor, pero mantengo la calma.
Después ambulancia, sirenas, hospital, inmovilizar, gasas, coser, Betadine y cariños de Inma que llega enseguida.
Tengo que agradecer a las chicas que me atendieron en el primer momento (se han seguido preocupando por mi hasta hoy), a Miguel y por supuesto a Inma, que fueron los que más sufrieron en un principio mi accidente.

Y luego a todos los que me han enviado mensajes de animo que he recibido y sigo recibiendo, me han hecho sentirme un poco mas aliviado.
Ahora, después de haber pasado el martes por el quirófano, estoy mucho mejor y me siento como un lobo herido lamiendo mis heridas, pero con ganas de recuperarme y volver a sentir ese aire de libertad en mi cara.